jueves, 18 de noviembre de 2010

Del perseguidor y el seguidor:

Muchas veces el hombre que sostiene, firme y corajudamente, pensares y sentires diferentes a los generalizados, se puede ver en la dificultad de ser perseguido por una chusma de imbéciles que alienta y enarbola la uni(de)formidad y la formación de individuos totalmente dóciles y vacíos de todo, tan llenos de nada. 
Cuando los nuevos sentires y pensares se consolidan en una idea firme y solida, y a su vez se multiplica en nuevas mentes y corazones, ganando ambos terrenos a fuerza de voluntad, aquí se produce el quiebre, se nos presenta la paradoja del perseguidor y el seguidor, ahora aquellos que alguna vez persiguieron y hostigaron aquellas posturas no generalizadas, hoy se ven como seguidores. Y es que de tanto perseguir, el hombre medio se acostumbra a seguir, siempre por detrás, esperando acoplarse a lo que conviene, por eso mas tarde o mas temprano el perseguidor puede mutar y volverse seguidor. La moraleja es la siguiente: quienes busquen alterar el orden de cosas actual, no se deben dejar llevar únicamente por el aplauso presente o a corto plazo, sino por el éxito a mediano y largo plazo, por el triunfo venidero, por la gloria futura.