sábado, 15 de mayo de 2010



¡Por qué tan duro! –dijo en otro tiempo el carbón de cocina al diamante;
¿no somos parientes cercanos?”–

Dice el diamante:
¿Por qué tan blandos? Oh hermanos míos, así os pregunto yo a vosotros: ¿no sois vosotros mis hermanos?
¿Por qué tan blandos, tan poco resistentes y tan dispuestos a ceder? ¿Por qué hay tanta negación, tanta renegación en vuestro corazón? ¿Y tan poco destino en vuestra mirada?
Y si no queréis ser destinos ni inexorables: ¿cómo podríais algún día vencer conmigo?
Los creadores son duros, en efecto. Y bienaventuranza tiene que pareceros a vosotros el imprimir vuestra mano sobre milenios como si fueran cera,
bienaventuranza escribir sobre la voluntad de milenios como sobre bronce, más duros que el bronce, más nobles que el bronce. Sólo lo totalmente duro es lo más noble de todo.
Esta nueva tabla, oh hermanos míos, coloco yo sobre vosotros:
¡endureceos!.



Friedrich Nietzsche